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Las nuevas “rutas” de vuelo de los drones

Las nuevas “rutas” de vuelo de los drones

Durante la Primera Gue­rra Mundial se desarrolla­ron los primeros prototipos de drones como instrumen­to de defen­sa, pero hoy estas naves no tripuladas se han popula­rizado y tienen muchos otros usos.

Cada día son más los dro­nes destinados a tareas co­mo la lucha contra el narco­tráfico o incluso para aten­ción de emergencias, como extinción de incendios o re­acción ante desastres natu­rales. También sirven para reparación o supervisión de infraestructura, búsqueda y rescate de personas, entre­ga de paquetes y, por qué no, para grabar a vecinas que se broncean ligeras de ropa en azoteas de edificios, como ocurrió recientemen­te en Eslovaquia.

En Colombia, las Fuerzas Militares apoyan varias de sus misiones con estos dis­positivos, que en inglés se conocen como UAV (Unmanned aerial vehicle, que traduce vehículo aéreo no tripulado) y que acá llama­mos Aeronaves Remota­mente Tripuladas (ART). La Fuerza Aérea opera unos 50 ART a lo largo del te­rritorio nacional.

El general del Aire de la Reserva Activa Flavio Ulloa, presidente de la Cor­poración de la Industria Ae­ronáutica Colombiana (CIAC), señaló que, si bien los drones en Colombia no se utilizan para atacar blan­cos, su uso se enfoca en de­fensa, en tareas de vigilan­cia de oleoductos, vías, redes eléctricas y zonas estratégi­cas, o para misiones de inteli­gencia.

Señala que desde el 2009, Colombia inició el proyecto de crear su propio dron: Iris.

Al ritmo que crece la popu­laridad de los drones se mue­ve la discusión sobre cómo regularlos.

Ese será uno de los temas de la cuarta edi­ción de Expodefensa, que se realizará del 29 al 31 de octu­bre en Corferias.

En el país no existe una re­gulación específica para es­tos equipos, pero sí hay nor­mas de la Aerocivil para tra­bajos aéreos especiales, co­mo aerofotografía, aerofotogrametría, geología sismo­grafía, construcción, búsque­da y rescate, entre otros.

Lo primero es un certifica­do de aeronavegabilidad. El general Ulloa señala que la operación desde la parte mi­litar también se hace en coor­dinación con la Aerocivil, en áreas aisladas y protegidas.

Pero al emerger otros usos, sobre todo comercia­les, en países como Estados Unidos y España, las autoridades han acelerado esta dis­cusión y tienen algunas pau­tas. En España, por ejemplo, existe una ley para controlar el uso de carácter comercial y civil de los drones. Para ello se han creado escuelas para operadores, que me­diante cursos teóricos y prác­ticos certifican.

“Se trata de una forma­ción multiárea que va desde el control de infraestructu­ras dañadas, rescate vertical para casos de inundación y tsunamis, y búsqueda de per­sonas en grandes áreas, diur­na y nocturna”, explica San­tiago Cuesta, director de for­mación de SRF Profesional.

Añade que también dan un taller sobre montaje, mantenimiento y repara­ción de las aeronaves. Son cursos de 180 horas de dura­ción, en promedio, que cuestan unos 6.000 euros.

Para Cuesta, sin embargo, esa idea de entregar domici­lios, como ya lo han plantea­do empresas en EE. UU., no está cerca. “No creemos que se pueda dar porque, si quie­ren llevar algo de un sitio a otro, se debe tener un espa­cio diáfano para aterrizar. Además, la legislación no permite volar por encima de personas ni de núcleos urba­nos”.

El ruido generado por esta propuesta ha sido acallado por la Administración Fede­ral de Aviación (FFA, por sus siglas en inglés), claro es­tá que en los últimos meses ha cedido con la autorización a la petrolera BP para el uso de un dron para la ins­pección de rutas, oleoductos y otros equipos en Alaska.

El más reciente caso se dio en septiembre, cuando la autoridad de aviación de ese país dio luz verde al uso limi­tado de estos aparatos a pro­ductoras de Hollywood en sus grabaciones

Nicolás Congote Gutiérrez Redactor de EL TIEMPO

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