Los profesionales de finanzas, recursos humanos, ventas, mercadeo, administración y logística están en una compañía con la misión de hacerla próspera.
Y pese a que tienen el mismo objetivo, por lo general no saben qué hacen unos y otros, ni se imaginan cómo si estuvieran más sintonizados e integrados podrían alcanzar mayores logros.
En ello se centra el planteamiento de Luis Socconini, experto en desarrollo empresarial que presentó en Colombia su libro “Lean Company Más allá de la Manufactura”. Igualmente, fundó el Lean Six Sigma Institute, que se encarga del desarrollo de esta metodología en empresas de todos los sectores y tamaños. Su experiencia se traslada a compañías como IBM, Hersheys, L’Oréal, Ba-yer y Bimbo, entre otros.
El origen de Lean Company es Lean Manufacturing, que se asegura por mejorar el proceso productivo y ahorrar costos.
Al investigar al respecto, Socconini encontró que esta práctica puede ir más allá y penetrar la estructura de la organización para aterrizar en la integralidad, la comunicación y el trabajo alrededor de lo que se llama una cadena de valor.
En este contexto, los departamentos y las áreas de la empresa pierden la razón de ser.Ahora, en las compañías, el cliente es el que define el precio sobre el mercado. Ya no es el empresario el que decide que los va a aumentar y el que decide que va ganar más.
Entonces, la competencia se ha vuelto cada vez más compleja y las empresas son complejas, por si solas, en la forma como están organizadas, dice Socconini.
“Lean Gompany lo que hace es presentar un concepto de organización más sencilla y simple para afrontar esos problemas complejos. Problemas complejos con soluciones complejas no funcionan. Lo que estamos haciendo ahora es afrontar problemas complejos con una solución súper sencilla”, asegura Socconini.
En ese sentido, recomienda a las empresas que aspiren a ganar competitividad, primero, a preocuparse por rediseñar su estructura y organización.
De qué puede servir que producción pueda hacer las mejoras si finanzas o la dirección general no las entiende.
La idea, señala, es buscar un modelo integral en el cual todos los factores que intervienen en una compañía, sea de servicios o de manufactura se organicen de una forma más sencilla y colaborativa. El mensaje es que todos los procesos claves de la organización no solo el de manufactura deben ser ágiles.
A su juicio, la problemática y la complejidad de las empresas nace de la forma de educación. Cada uno en un pupitre, atendiendo a la maestra y con poca interacción con los compañeros. En la etapa profesional se vuelven a encontrar dentro de una compañía ingenieros, administradores, contadores, expertos en finanzas. Y, como en la etapa de formación académica, cada uno sigue por su lado.
Es como cuando se busca que una orquesta brinde un concierto, pero los músicos no han ensayado juntos, señala.
“Llegamos a la conclusión de que las estructuras de las compañías son complejas por sí mismas y están diseñadas para fracasar. Cada uno tiene sus propios indicadores y muchas veces el personal de esos departamentos trabaja más para satisfacer a los jefes que a los clientes”, comenta Luis Socconini.
Llama la atención en que las mediciones ya no son sobre las personas o los departamentos porque lo que se evalúa es la marca de los procesos completos. Las empresas deben tener indicadores comunes en los cuales toda la cadena debe aportar para cumplirlo.